El cutis y el cuidado de la piel

Descubra la clase de cutis que usted tiene y aprenda a tratarlo correctamente.

cutis

El cutis es la parte del cuerpo que está más expuesta a los agentes externos. El rostro se encuentra cubierto de una fina capa protectora, además de nutrientes y humectantes propios que mantienen la piel equilibrada e hidratada por sí sola.

A continuación, le indicamos cómo reconocer su tipo de piel, los factores que lo perjudican y las soluciones a los problemas de cada cutis.

Piel seca

Presenta un aspecto reseco y a menudo escamado. Aunque no siempre que la piel luzca áspera se puede decir que es seca, quizá sí esté alterada por una afección temporal debido a diversos factores, como por ejemplo, los climáticos.

Causas

La piel seca se debe a un mal funcionamiento de las glándulas sebáceas, las que a veces producen un escaso nivel de grasa, insuficiente para lubricar la dermis. En otras ocasiones, la piel se torna deshidratada por el efecto de algunos agentes externos sobre ella, como el sol y el frío.

Soluciones

* Lo más importante es la humectación diaria. Para ello conviene lavarse el rostro varias veces al día, con abundante agua templada y jabones específicos para su tipo de cutis.

* Se recomienda evitar los productos de limpieza (jabones, lociones y perfumes) muy fuertes, ya que tienden a resecar.

* El ácido silícico, que se encuentra en algunos productos, resulta muy adecuado para el tratamiento de la piel seca, ya que retira con suavidad la capa superior de la dermis, donde tienden a formarse las «costras», derivadas de la sequedad.

* Una mascarilla que ayuda a tratar este tipo de cutis es la de caqui, conocido como palo santo. Extraiga la pulpa del caqui con ayuda de una cuchara y haga un puré, añada aceite de oliva y mezcle. Luego lávese la cara y aplique la mezcla evitando colocarla debajo de los ojos. Deje actuar durante 20 o 30 minutos. Después retire con leche limpiadora, tonifique e hidrate.

El caqui, también conocido como palo santo, es una fruta tropical que pertenece a la familia de las ebanáceas. Existen distintas especies de consumo, tamaño y sabor diferenciados, entre las que se destacan; el caqui de China (D. Kaki), el de Japón (D. Lotus) y el americano (D. Virginiana).

· Peso: Entre 80 y 250 gramos.

· Color: rojo, anaranjado o amarillo.

· De pulpa anaranjada, dulce y jugosa.

Piel grasa

Se reconoce fácilmente, ya que presenta mucho brillo. Es especialmente propensa a la aparición de puntos negros y acné, debido a la hiperactividad de las glándulas sebáceas. Para comprobar si su piel es grasa, se debe pasar un algodón o un pañuelo seco y, si al retirarlo se queda aceitoso o parece mojado, se tiene que comenzar a aplicar tratamientos secantes.

Al aplicarse una mascarilla, debe tener cuidado con el contacto con el área de los ojos.

Causas

* Se debe a un exceso de secreción de las glándulas sebáceas. Sobre este punto es complicado actuar, por lo que, si es su caso, usted debe tratar de regular la secreción de grasa.

* Una alimentación que abuse de las grasas saturadas, las frituras y los hidratos de carbono puede contribuir a aumentar la cantidad de sebo.

* El calor y el sol excesivos, que inciden directamente sobre la piel, pueden aumentar la sudoración de esta, contribuyendo al nivel de grasa.

Soluciones

* Tradicionalmente, el exceso de grasa se trata con jabones de sustancias secantes, especialmente con componentes de azufre. Se debe elegir, con detenimiento, los productos (cremas, lociones, etc.) que se aplican en el rostro, fijándose de que sean no grasos y de que contengan poco alcohol.

* Lave a diario su rostro con agua temperada (no muy caliente, pues esta favorece la secreción de sebo) y con un jabón especial.

* Una de las mascarillas más efectivas para controlar este tipo de cutis es la siguiente:

Mascarilla de miel purificadora

Ingredientes:

2 cucharadas de miel

1 cucharada de aceite de almendras

Elaboración:

Se limpia la cara varias veces con una crema limpiadora. Se mezclan los ingredientes y se aplica la mascarilla con la yema de los dedos en la cara y el cuello, evitando el contorno de los ojos. Durante 2 o 3 minutos se da un ligero masaje con movimientos circulares. Se deja actuar de 15 a 20 minutos y se retira con abundante agua tibia. Enseguida se seca el rostro dando pequeños golpes y se aplica un astringente suave y un hidratante.

La higiene es esencial para el cuidado de cualquier tipo de piel.

Piel mixta

Es el tipo más difícil de reconocer y tratar, ya que recoge características de las otras dos clases.

Generalmente, la distribución de las zonas secas o grasas sigue un orden más o menos estándar. Así, mentón, nariz y frente suelen acumular grasitud (la llamada Zona T), mientras que pómulos y contorno de ojos presentan un aspecto seco.

En el caso de las pieles mixtas, estas diferencias suelen ser muy marcadas.

Causas

Es complicado determinar la causa fundamental de la piel mixta. El hecho de que tenga dos zonas tan diferenciadas lleva a pensar que existen en el rostro zonas más delicadas y otras más duras.

Soluciones

– Se debe prestar atención y cuidar cada uno de los tipos de cutis, por separado.

– Hay que procurar humectar con profundidad y delicadeza (con cremas hidratantes y lociones específicas) la parte seca y aplicar tratamientos secantes en la parte grasa.

– Otra opción, para las mujeres que no tienen mucho tiempo para dedicarse el cuidado de su rostro, es utilizar productos para pieles normales. Esta gama respetará el equilibrio entre las dos zonas de tu rostro, ya que ni engrasa, ni reseca.

– Para controlar la sequedad y la grasa en la piel es recomendable usar mascarillas para piel normal. A continuación, una de ellas:

Mascarilla de harina de avena

Ingredientes:

2 cdas. de harina de avena

2-3 cdas. de nata

1/2 litro de agua

Mezcla de leche (2 tzs.) y agua (4 tzs.)

Elaboración:

Primero se procede a lavar la cara y el cuello. Se cuece la harina de avena en agua. Se cuela la harina de avena cocida y se separa el líquido para su utilización posterior. Luego se mezcla con la nata hasta obtener una pasta consistente y sin grumos. Enseguida se extiende por la cara y el cuello sin estirar ni restregar. Recuerde evitar el contacto con la piel que rodea los ojos. Se deja actuar durante 15 o 20 minutos y después se aclara con el agua de la harina de avena resultante del hervido, y luego con un preparado de 2 tazas de leche y 4 de agua. Se seca con ligeros toques y se aplica un tónico y una hidratante.

Nota:

Cualquiera que sea su tipo de piel, se aconseja utilizar mascarillas naturales y productos orgánicos, sin olvidar la supervisión de su dermatólogo

fuente:  Revistahogar

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